sábado, 31 de enero de 2009
Nuestro primer aniversario
miércoles, 28 de enero de 2009
El camino del servicio desinteresado
Hoy quisiera dedicar este post a todas aquellas personas que han conocido personalmente a Abel, ya sean amigos, familiares, alumnos y alumnas que creyeron en él como profesional y como la gran persona que era en vida.
El camino de Abel estaba muy bien marcado -según palabras de él mismo- no se veía de otra forma que no fuera aprendiendo, ayudando, auxiliando; brindando su ayuda desinteresadamente a todo aquella persona que se le acercaba para pedir consejo, consuelo o ayuda espiritual.
Hace un par de días recibí de manera consecutiva las llamadas de varias alumnas de Abel y entonces fue cuando gratamente pensé que Abel seguía siendo recordado y sobre todo querido y -aunque caí en la trampa del Ego- me sentí afortunada por ser testigo de aquel cariño incondicional que le siguen teniendo.
Aquí les presento un fragmento de un libro que le ayudó mucho para su camino profesional y espiritual; yo no lo he leído entero... me falta mucho para comprenderlo plentamente, pero estoy en ello:
"Practica la religión de corazón. Construye el edificio del amor.
El servicio desinteresado purifica el corazón y lo prepara para recibir la luz divina. Entrégate al servicio desinteresado.
Alienta al desesperanzado. Anima al deprimido. Seca las lágrimas del afligido. Disipa la tristeza del desconsolado con palabras amables y cariñosas. Haz a otro sonreír cuando esté desesperado.
Sé una luz para quienes se hayan desviado del camino. Haz de médico o de enfermero para con los pacientes afligidos. Sé una barca y un puente para quienes anhelan alcanzar la otra orilla de la inmortalidad y la carencia de temor.
Cumple con tu deber como mejor puedas y deja al resto en manos de Dios. Realiza todas las acciones de una forma desapegada con el espíritu de dedicación a la Divinidad. Entonces no te atarán tus actos y tu corazón se purificará.
Espiritualiza todas tus actividades. Deja que tus ojos miren con amabilidad, que tu lengua hable con dulzura, y que tu mano toque con suavidad.
Alimenta tu mente con pensamientos divinos, tu corazón con pureza y tus manos con servicio desinteresado. Permanece empapado en el recuerdo de Dios con una mente firme".(del libro "Senda Divina" de Sri Swami Sivananda).
Cuando leí este fragmento una ráfaga de energía me invadió por entera... estaba describiendo exactamente lo que fue la vida de Abel!!...
Desde que lo conocí vivía para aprender y servir... ese era su mayor interés... y me decía que "no podemos servir sin amor".
Este día es especial porque el 28 de Enero de 2007 nos reunimos un numeroso grupo de personas en torno a su recuerdo, sus papás, su hermano, su abuela materna, su cuñada, sus tíos Juani y Manolo, mi mamá, mi hermano y sus alumnos y alumnas fuimos testigos y experimentamos en nuestras propias carnes la fuerza del Amor de Abel... ese día hinundaba todo el recinto!!!...
Hubo lecturas, dedicatorias, poemas, música y al final una grabación de Mantras cantados por Abel; lo acompañamos con nuestras voces y -aunque no recuerdo exactamente los detalles de todo lo que pasó- si recuerdo fielmente la energía que fluía por todo mi cuerpo... una especie de serenidad discipó la tristeza y sentí mucha paz en mi corazón.
También quiero compartir con ustedes una carta que le escribió una de sus alumnas, me llegó por correo y cuando la leía la melancolía y tristeza se convirtieron nuevamente en paz y sosiego:
Querido Abel:
En el cielo hay ángeles, pero de vez en cuando, Dios, la energía divina o cualquier otro nombre para nombrar lo innombrable, decide mandar alguno a la Tierra disfrazado de persona para que recordemos quiénes somos.
Tú eres uno de esos ángeles y por eso tu camino aquí ha sido corto y prolífico.
Todavía puedo verte cuando venías a hacernos clases de Yoga al colegio, con tu traje blanco, reflejo de la pureza de tu alma. Es como si no te hubieras ido. Las clases que nos hiciste a mis compañeras y a mí eran estupendas. Daba gusto porque la serenidad que expresaba todo tu Ser nos calmaba. Aunque lo que mas me llegó de ti era tu extremada bondad y esa actitud de "no juzgar".
Cuando hacíamos Yoga nos transportabas a la cuarta dimensión donde todo es luz, paz y amor y entrega; donde no hay diferencias y nos reconocemos por lo que somos: seres de luz dentro de un cuerpo físico para aprender las lecciones que nos toca en esta vida.
Tu paso por esta vida ha sido corto, pero tu luz ha tocado muchos corazones y nos has dado esperanza de que en esta vida no todo es egoísmo y materialismo, sino que hay seres como Tú que con su ejemplo son como un faro en una galerna que guía a los barcos a buen puerto.
Yo te recordaré siempre, con esa cara serena a la vez que era tan sabia y esa mirada límpida que irradiaba amor, bondad, ternura; como si pudieras ver las miserias y quisieras consolar en lugar de criticar.
Se que no te has ido del todo, sé que estabas en el homenaje, feliz por vernos a todos dejando fuera el mundo y sintiéndonos hermanados por el cariño que te profesamos.
Y también sé, que ahora estás en Casa, que nos sigues inspirando mientras seguimos nuestro camino y que algún día, cuando lo acabemos estarás ahí para recibirnos con nuestros seres queridos. Ha sido un privilegio compartir un tiempo contigo.
Que Dios te bendiga y puedas consolar a los tuyos.
Sólo te digo ¡hasta pronto Maestro, sensei, amigo!, porque eso es lo que has sido.
Nos vemos en el cielo.
Un abrazo espiritual y sentido de tu alumna
Ana
Poco puedo añadir después de esta carta... solamente deciros: ¡Gracias a todos por su amor, de verdad que lo siento cada día que me despierto!
sábado, 24 de enero de 2009
Aprender... un proceso lento
Cada vez que regreso de México una gran nostalgia me invade por completo, es como si volviera a comenzar de nuevo una nueva etapa y entonces es cuando recuerdo la enseñanza de Abel.
Las personas que no tuvieron la suerte de conocer personalmente a Abel no pueden imaginarse la calidad de ser espiritual que era.
Muchas veces yo me llegaba a preguntar si verdaderamente era digna de Aquel Ser, porque con el primer contacto de su espiritualidad no sabía si la había comprendido del todo... no sabía si podía acompañarlo en ese camino de introspección, si realmente era la compañera idónea para su crecimiento personal. Pero siempre acababa pensando y sobre todo sintiendo que, aunque me faltaba mucho por aprender, ese también era mi camino.
Ahora que regresé del hogar de mi infancia estuve nuevamente ordenando cajones, armarios, libreros y encontré tesoros que me hacen vibrar nuevamente y que, al mismo tiempo de provocarme cierta tristeza, paradójicamente me han provocado también cierta alegría por el gran regalo que me dio la vida o Dios o los seres supremos -como digo yo- de haber podido convivir con una persona como Abel.
Encontré entre otras cosas: cabellos que guardé la primera vez que decidió en el Hospital que lo raparan porque ya comenzaba a caérsele el cabello a puñados; recuerdo ese día como si hubiera sido ayer: mientras el peluquero oficial del Hospital, un señor refunfuñón que con el delicado contacto con Abel comenzó a reírse y platicar con él fue dejando su cráneo desnudo, yo observé la mirada de Abel y -a temor de equivocarme- pude vislumbrar cierta melancolía porque es algo verdaderamente traumático, para el que lo ve y sobre todo para el que lo vive... Pues bien, como iba diciendo, ese día no dejé que cierto mechón tocara el suelo y lo guardé en una cajita especial, donde también guardé alguna parte de mi corazón.
Abel no estuvo muy de acuerdo... yo iba entendiendo poco a poco su enseñanza.
Cuando me daba libros a leer para después hacer entre los dos nuestros propios comentarios, la mayoría hablaban sobre el Apego, y poco iba entendiendo de lo que Abel quería que aprendiera yo: me hablaba sobre el "ON y OFF" de la vida y yo al principio no le entendía... creo que ahora si... también me hablaba de "Morir cada día al día anterior para ver el siguiente con ojos nuevos"... y otra frase favorita: "debemos aprender a ver todo con los ojos de un niño, siempre maravillándonos de todo como si fuera la primera vez".
Creo entender poco a poco su filosofía de vida... sólo que es muy difícil llevarla a cabo... porque... cómo no mantener en mi memoria esos momentos hermosos que vivíamos, cómo querer olvidar ese perfume que sigue saliendo de su armario cuando lo abro para sacar algún sweter... (lo abro muy seguido)... Cómo ir viviendo sin esa risa en mis oídos y esa sonrisa en mis recuerdos cuando cierro los ojos... Cómo no sentir una ráfaga de electricidad cuando tomo sus libros y al abrirlos sale el aroma de su incienso favorito (suelo hundir la nariz entre los textos)... Si Abel ha sido lo mas hermoso que me ha sucedido en la vida!!!!... No quiero quedarme estancada, pero tampoco quiero olvidar...
Estaba lleno de amor, de comprensión, de compasión, de optimismo, de alegría... creo que impregnó mi vida de aires muy etéricos y me enseñó en vida que lo mas hermoso es nuestra casa interna.
Creo que llegamos a un buen equilibrio... todos los espacios de nuestro hogar son testigos de nuestro buen entendimiento en todos los sentidos... él puso un poco los pies en la tierra y yo me convertí en un ser mas silencioso, ya que solía ser un torbellino de emociones desbordadas.
No me cansaré de repetir que gracias a los siete años y medio exactos que viví con él pude entender de una vez por todas que hay lazos de amor muy fuertes, tan fuertes que ni la mas fuerte ráfaga de viento de dolor puede romper; a Abel y a mí nos separaron físicamente, pero seguimos unidos, mas unidos que nunca y de la manera mas fuerte e insondable que pueda existir: la fuerza del Amor.