viernes, 25 de abril de 2008

"LA RISA" ...Los últimos momentos

"Un monje había vivido los últimos años de su ancianidad en completa paz. Se hallaba en su lecho, agonizante, y sus compañeros de monasterio estaban llorando a su alrededor. De repente, el monje se rió con tres sonoras carcajadas.
-Hermano- dijeron en un susurro los monjes-, ¿cómo es que te ríes si nosotros estamos llorando?
-La primera carcajada ha sido por vuestro miedo a la muerte; la segunda porque no estáis preparados para afrontarla, y la tercera porque yo paso de la fatiga al descanso y vosotros en lugar de alegraros estáis gimoteando.
Dicho esto, cerró sus ojos apaciblemente y expiró.
La muerte forma parte de la vida. Una y otra se corresponden y complementan.
No es fácil relacionarse con la muerte y menos afrontarla con ecuanimidad. Pero la muerte puede tomarse como consejera y nos ayuda a superar nuestra petulancia, apegos bobos y mezquinidades".
(del libro "Los mejores cuentos espirituales de Oriente" de Ramiro Calle).
Inifnidad de veces me viene a la memoria el momento en que Abel estaba a punto de marchar de este plano físico. Fué muy rápido y a la vez eterno... el 31 de Diciembre todavía comía las uvas en el hospital (una enfermera se las guardó con todo cariño); el día primero ya estaba pachucho y era ingresado en la UVI por una neumonía y en la madrugada del día dos ya estaba dormidito con respiración artificial... todavía me duele recordar estos momentos... pero ahora, al leer este cuento tan sabio; quiero encontrar un poco de paz a mi corazón...
Como ya les he platicado anteriormente; de alguna u otra manera los seres tan especiales como Abel nos van dando la enseñanza a cucharaditas, para que poco a poco nos vayamos preparando para aceptar y afrontar las vicisitudes con mayor ecuanimidad... esta palabra le gustaba mucho a Abel...
Durante mi ausencia de tres meses en el 2001, ya que viajé a México porque falleció mi papá, me enviaba e-mails diaramente para darme ánimo, para hacerme sabeedora de su amor (aunque era por descontado que yo lo sentía muy cerca de mí), y con sabias frases me hacía sentir un poco tranquila. Me platicaba detalles de la vida cotidiana; cómo le iba con sus clases de Yoga, los proyectos para su Retiro Espiritual en verano... me quería hacer sentir menos triste por mucho que fuera el peso de la tristeza por la pérdida de mi papá:
"Podemos dividir las acciones de la vida en dos partes:
Negativo: odio, celos, codicia, egocentrismo... esto nos lleva al deterioro.
Positivo: amor, generosidad, ecuanimidad, alegría, humildad...esto nos lleva a la Libertad.
Esto no es nuevo, ni ningún secreto, pero los seres humanos deberíamos recordarlo de vez en cuando".
En infinidad de ocasiones me he preguntado por qué se fue tan pronto y por qué tuvo que padecer la terrible Leucemia; pero también he pensado que dentro de la tragedia de la enfermedad, él no sufrió fuertes dolores como tantos compañeros de la séptima planta del Hospital de Vall d'Hebrón. Abel se fue dormidito, como dice su mamá: "llegó al mundo sin hacer ruido y así se fué"... cada vez que me atormento yo misma pensando en la neumonía, pienso también que soy egoísta y que muchas personas jóvenes como él, con ilusiones, con proyectos, con sueños, marcharon de una manera mucho mas cruel: por una infección intestinal, por cuestiones hepáticas, por muchas mas enfermedades que pueden atacar a sus cuerpos débiles y sin sistema inmunitario.
No quiero decir que Abel no sufriera, pero por lo menos no marchó rabiando de dolor... simplemente su corazón comenzó a cansarse, su Alma comenzó el viaje y cuando hubo separádose por completo de su cuerpo lo dejó para que nosotros le diéramos la despedida que él quiso... supongo que por eso también fue tan rápida su despedida, porque Abel no era una persona apegada a la tierra, era muy liviano, liviano, como una hoja de árbol a merced del viento...