jueves, 3 de diciembre de 2009

La sabiduría del "no saber" (35 meses)


Saber es mucho mas que conocer, "saber" es "amar mucho".

Cuando uno comparte lo que sabe, es decir, lo que uno ama, no lo debilita ni lo hace disminuir.

El saber que brota y es fuente de amor se expande mas cuanto más se comparte y se afianza cuanto más se extiende.

Es el amor el saber más auténtico, la más divina de las sabidurías.

La Sabiduría lo vuelve todo mágico.

La "magia" verdadera no es un truco de ilusionismo sino un estado de conciencia, un modo de ver, acercarse, tocar y transformarlo todo que hace titilar las pupilas de un niño.

Los niños saben muy pocas cosas pero su alma está recubierta con los visillos de la sabiduría.

El sabio sabe, en realidad, muy poco: sabe ver cuando mira y oír cuando escucha.

Por eso está abierto y disponible para aprenderlo todo de nuevo.

El sabio no necesita hablar para compartir lo que sabe: todo él es una revelación permanente de un saber "de otra manera".

El sabio no añade mas palabras o ideas, sino silencio entre las palabras y las ideas para que así el "conocer" se transforme en "amar".

El sabio es la forma material y limitada en la que se encarna una Sabiduría ilimitada.

Todos los corazones "sabios" tienden a unirse formando un único territorio en el que los latidos se multiplican, como uno solo, para que también puedan oírlo las estrellas.

(de Educar con Co-razón de Desclée De Brouwer).


No sé ustedes, pero este escrito me impresionó mucho porque parece que está describiendo a Abel!!!!