"20 de Noviembre de 2000.
Queridísima hija:
¿Cómo está la Alondra?. Supongo que bien y contenta porque va a cantar dos zarzuelas. Y parece que continúa enamorada.
La Alondra no debe preocuparse por su papá; su papá no anda llorando por los rincones como la zarzamora, ni tiene muchos remordimientos de conciencia, si se compara su comportamiento y sus razones con las de muchos otros papás. Claro que a pesar de lo que diga yo, tengo derecho cuando menos a mi tristeza cotidiana, de la cual no toda la culpa es mía. Yo espero, espero, espero que todo salga bien a todos en Cancún, Puebla o en España.
¿Qué otra cosa puedo hacer si cada uno de mis hijos está viviendo su propia vida y si además los amo tanto a los tres como nunca he amado a otras personas?.
Sé muy bien, como dice mi amigo, el poeta veracruzano, que "estoy entrando en la vejez" y eso no me preocupa, -¡imagínate!- en cortos diez años tendré casi sesenta, pero eso en lugar de ofuscarme me hacer ver con mayor claridad los acontecimientos familiares.
Hasta ahora gracias a Dios he continuado sano y esto es una gran fortuna para mí, pero también para mamá y mis hijos, porque no tienen mayor preocupación, si la hubiere, de un papá enfermo al que habrían que cuidar con esmero. Prometo hacer todo lo posible para que esto continúe así, y como ejemplo de ello te cuento que pude yo mismo desramar el pirul grande que estaba muy crecido, pero no lo hice, lo hicieron dos personas especialistas contratadas para ello, por temor desde luego ,a sufrir un accidente. Estas cosas son ahora las que puedo hacer por mí y por ustedes.
Ojalá que pronto, como tu hermano, me digas que te casas con tu gran amor Abel, de quien parece estás muy enamorada, y que como lo harías aquí, formes una familia y los dos al casarse sean independientes para lograr la felicidad que seguramente desean, esto significaría que se tienen mútua confianza para estar juntos.
Te quiero mucho con mis tres unidades: cuerpo, alma y espíritu.
Deseo tus triunfos en el arte, también en tu vida personal, pero eso desde hace cuatro años depende sobre todo de ti.
Un beso, un abrazo y una flor de tu papá que desde aquí siempre estará contigo".
Se podrán imaginar la inmensa alegría que sentí cuando por primera vez leí esta carta, y ahora con el paso del tiempo y los acontecimientos, la vorágine de emociones que resurgen como un brote de agua enmedio del desierto...
Mi papá si lloraba por sus hijos, pero lo hacía a solas... creo que de las pocas veces que lo hizo con testigos fue cuando me fue a despedir al aeropuerto para comenzar una vida aquí en España... recuerdo que me abrazó efusivamente y me dijo al oído: "lucha por tus ideales, pero si te sientes solita, no te preocupes que aquí te estaré esperando"...
No llegó a cumplir los sesenta que menciona en la carta... tampoco terminó de arreglar su casa, ni sus rosales, ni su huerta en Xochitlán como me lo contaba en muchas mas letras que me llegaban casi cada semana desde mi tierra... Se fue muy rápido... en quince días su cuerpo se cansó y su alma ascendió para reunirse con los otros sabios... porque lo era... era un hombre sabio...
Siempre le gustó la música española, sobre todo los pasos dobles y cuando me dieron la primera protagonista de una zarzuela se puso muy contento... me decía que aunque no sabía la historia de la zarzuela que iba a cantar, le parecía curioso que tratara de arrieros, pensaba que sería bonito imaginarse arrieros mexicanos como con los que convivía cuando iba su pueblo, subidos en sus caballos y recorriendo las calles empedradas... cuando él llegaba a Xochitlán cambiaba la gorra por su sombrero y muy orgulloso y elegante iba a saludar a sus amigos y a echar partidas de dominó hasta muy entrada la noche.
Yo no pude cuidarlo con esmero durante su enfermedad; no llegué a tiempo para despedirme de él y ahora pasados ocho años lo que puedo hacer es regalarle una parte de mí... creo que la mejor: mi voz.
Papacito, estos dúos te los regalo con todo mi corazón y aunque los días de estos conciertos sé que estuviste tomándome de la mano, quisiera compartirlo con todas las personas que puedan comprender el amor de una hija hacia su padre.
Hoy, dos de Junio de 2009 es el Octavo Año que Don Amado Rivera Sierra cambió de forma, supongo que en su momento, recibió con gran entusiasmo a su gran amigo Abel y es por eso que uso este espacio para recordarlos a ambos con todo mi amor.