miércoles, 2 de abril de 2008

"LA IMPERMANENCIA" (Primera Parte)

Una de las ilusiones de Abel era viajar a Tíbet cuando acabara sus estudios de Medicina Tibetana; es un viaje que se realiza al tercer año, estaba ahorrando con mucho aínco porque era una persona con muchas ansias de aprender y con el sólo hecho de imaginarse todo lo que vería, escucharía, aprendería y experimentaría en aquel sitio en su hermoso rostro se dibujaba una bellísima y amplia sonrisa y los ojos le brillaban especialmente... ahora ha viajado en otra forma...
Puede parecer que yo busco las "coincidencias", pero no es así, nuevamente me ha enviado un mensaje...
Cada día solíamos abrir al azar un libro especial para ambos, leer en voz alta (SIEMPRE me pedía que leyera yo porque me decía que tenía voz de profesora y que le ponía una cadencia que le gustaba mucho... que tierno... el amor a veces ciega), sin embargo, a mí me gustaba que lo leyera él porque su voz provoca mucha serenidad; y después reflexionábamos sobre lo leído; generalmente él me tenía que explicar muchas cosas porque la mayoría se me escapaban a mi corto entendimiento; este "hábito" y gusto por leer y comentar lo comenzamos desde antes de que fuéramos novios; ( dos meses y medio antes) cuando éramos "sólo" amigos, eso me enamoró mas de él; definitivamente un Alma Especial...
Lo seguimos haciendo, sólo que ahora él me lleva ventaja porque ya lo tiene preparado desde antes y me lo presenta a manera de inspiración.
Hoy ha tocado el turno nuevamente a Rimpoché:
"Muchas veces me pregunto: ¿Cómo es que todo cambia?. Y sólo encuentro una respuesta: Así es la vida. Nada, nada en absoluto posee el menor carácter de duradero. Buda dijo:
Esta existencia nuestra es tan pasajera
como las nubes de otoño.
Observar el nacimiento y la muerte de los seres
es como contemplar los movimientos de un baile.
La vida entera es como un relámpago en el cielo;
se precipita a su fin como un torrente
por una empinada montaña.
Una de las principales razones por las que tanto nos cuesta y tanta angustia nos produce afrontar la muerte es que ignoramos la verdad de la Impermanencia. Tan desesperadamente deseamos que todo siga como está que hemos de creer que las cosas siempre continuarán igual. Pero eso sólo es una ficción. Como tan a menudo comprobamos, las creencias tienen poco o nada que ver con la realidad. Esta ficción, con sus ideas, suposiciones y falsa información, es el endeble cimiento sobre el cual construimos nuestra vida. Por mucho que la verdad se interponga una vez y otra, preferimos seguir intentando mantener nuestras pretensiones, con una jactancia sin esperanzas.
En nuestra mente los cambios siempre equivalen a pérdida y sufrimiento. Y, cuando se producen, procuramos anestesiarnos en la medida de lo posible. Damos por supuesto, tercamente y sin ponerlo en tela de juicio, que la permanencia proporciona seguridad y la impermanencia no. Pero, en realidad, la impermanencia es como algunas personas que encontramos en la vida: difícil e inquietante al principio, pero, cuando se la conoce mejor, es mucho mas amigable y menos perturbadora de lo que hubiéramos podido imaginar.
Continuará...
Nuevamente gracias Amor mío por este momento de quietud!.