lunes, 30 de noviembre de 2009

Los otros hermanos de Abel


Muchas veces he escuchado que la gente dice: "los lazos de sangre son las fuertes que existen".

Respetando a quien opine así, yo no estoy de acuerdo, porque lo he vivido muy cerca.

Les contaré que Abel tiene un solo hermano consanguíneo, se querían mucho y a la fecha Fabián y yo seguimos hablando de su hermano con emoción y conteniendo las lágrimas, pero con alegría por tener la dicha de estar juntos.

Sin embargo, Abel tenía otros dos hermanos "no emparentados" como suelen decir para encontrar algún donante de sangre fuera de la familia consanguínea: mis hermanos, Andrés y Maura.

Hoy, siendo ya 30 de Noviembre quería dedicar este post a ellos, ya que ha coincidido que es el santo de ambos.

Maura se llama así por mi abuela materna, ya que mi mamá y la hermana de mi papá dijeron que la primera nieta se llamaría como la abuela, y mi tía tuvo un niño, así que, el nombre de Maura se quedó en la familia Rivera Torres.

Mi hermano se llama así porque a mi mamá siempre le gustó ese nombre, bueno, de hecho, quería que su hija llamara Andrea, pero al salirle varón, pues le puso Andrés.

Como es natural, ambos son muy distintos, pero tienen algo que en realidad nos caracteriza a los tres: somos muy tozudos en nuestras decisiones, perseverantes y luchones (aunque ellos mas que yo).
La relación de Abel con ellos era extraordinaria, Andrés y él se pasaban mucho tiempo platicando de temas esotéricos, de ciencia ficción, reflexionando acerca del origen del mundo y mil y un cosas mas. Abel disfrutaba mucho de estas conversaciones y llegó a querer a mi hermano también como suyo.
¡Ni qué decir de Maura!, nunca vi reír tanto Abel como cuando tenía oportunidad de reunirse con ella. Su afición principal era tocarme las narices, pero no me enojaba, porque gozaba al verlos tan compenetrados aunque sea para intentar molestarme a mi. Abel me decía que Maura y él se parecían mucho porque tenían el humor negro.
Cuando Abel marchó fue de las pocas veces que he visto llorar a mi hermano y en México me dijeron que mi hermana se quedó muy afectada.
De hecho, con Andrés hablo poco de Abel, siento que si hablo con él de Abel, se pondrá triste y enfadado, rabioso de impotencia de haberse ido su hermano, como él lo describió en el tanatorio.
Ahora voy recordando algunos detalles de esos momentos en el crematorio de Terrassa, y uno es que mi hermano no escribió nada en el libro de pésame, entonces le dije que por qué no había escrito nada y me dijo que él le dijo todo lo que le tenía que decir a Abel, pero que si yo quería, que escribía algo, pero respeté su decisión y cerrando el libro me lo llevé contra el pecho.
Cuando fui a Casa Puebla en ese verano, en 2007 platicando con Mauri me dijo que sin ganas de ofenderme "cualquier persona le quedaba pequeña a Abel, era tan, tan grande, tan elevado, que tal vez nadie en la Tierra logramos entender verdaderamente lo que él quería comunicar" y no me enfadé, sino al contrario, creo que ella si entendía a Abel porque se comunicaba con él por medio de Amor.
Sé lo que me quería decir, y la admiré aún mas por su capacidad de amar y de abrir las puertas de su corazón para sentirse querida también por Abel.
Él los amaba a ambos, lo sé porque me lo dijo; porque un día en casa me dijo que los quería como verdaderos hermanos; que había ocasiones en que la sangre no es la única vía para tener hermanos.
Por eso, hoy, escribo esto, porque creo que ambos se merecían este recuerdo, tal vez efímero de mi parte, tal vez muy escueto, pero espero que poco a poco vaya recordando mas detalles de mis experiencias con Abel.
De momento, aprovecho este espacio de Abel para decirles que los amo con todo mi corazón y que aunque estemos separados por diferentes circunstancias, no sólo serán mis hermanos de sangre, sino también de espíritu.

(La foto donde aparece Mauri, es del último viaje de Abel a México y ese tour estuvo fabuloso, nos divertimos mucho y ellos intimaron mas sus lazos de cariño, la foto de Andrés con Abel es de las Navidades del 2005, las últimas que quiso celebrar Abel en familia, ya que las del 2006 estábamos en el hospital a la espera de la recuperación del autotrasplante).