jueves, 3 de septiembre de 2009

De nuevo en casa (32 meses)



De vuelta a casa... se me hace extraño decir de vuelta a casa cuando en realidad me alejo de la casa de mi infancia, mi pubertad y mi adolescencia...
En estas vacaciones allá en Puebla también me sentía muy bien, arropada por mi familia, abrazada, besada, escuchada... reía tanto que a veces acababa el día con dolor en las mejillas porque éstas ya no recordaban esos movimientos.
Cuando marché era “casa de mis papás”, cuando mi papá falleció era “casa de mi mamá” y ahora es “casa de mi mamá y de mi hermana Maura”. En esa casa, en ese hogar hay muchas fotos por todos sitios de Abel: en la sala, en el comedor, encima del piano y cómo no en la que ahora es mi habitación.
Supongo que también por eso me sentía bien, porque veía que Abel seguía siendo recordado, amado, y por qué no decirlo, también rezado por la familia que lo recibió como un verdadero: hijo, hermano, primo, sobrino. No era “Abel, el marido de Carmen”, era él: Abel...
En mi habitación mi mamá tiene colocadas un par de fotos de nuestras dos bodas, y ésta que especialmente me gusta y frente de ella una veladora para recordar que siempre puede volver a casa... o tal vez para que descanse en paz, como seguro lo está haciendo, o para recordarnos a nosotros mismos que hay alguien maravillosamente limpio de corazón y de espíritu que nos amó y nos cuida desde donde está.

El milagro de la vida nuevamente se abrió paso, un nuevo integrante de la familia me recuerda con su llanto y con su mirada aún perdida que la vida es bella y debo tener anhelo por seguir viviendo a pesar de todo.
Ahora veo que nuevos ojos la vida, y no es porque me haya operado de la vista, sino porque los ángeles que tenemos en el cielo especialmente acompañándonos nos han enviado este precioso, perfecto y querido ser para hacernos vibrar de emoción y sentir que vale la pena todo lo que se vive.
Estar en casa Puebla fue maravilloso, no me cansaré de repetir que la familia donde nací es muy bella, y qué decir de mi mamá y de mi hermana: dos seres extraordinarios.
Ahora puedo decir: "si, me mantuve feliz estos dos meses y seguiré porque así es como se debe vivir la vida".

Abel me ha enseñado mucho, yo diría que lo sigue haciendo, y ahora con mas serenidad, o mejor dicho con cierta serenidad puedo decir que comienzo a estar lista para vivir el milagro del amor.