sábado, 13 de diciembre de 2008

Recordando a Abel en Diciembre

El amor de madre...

Siempre he pensado que no hay amor mas puro e incondicional que el de una Buena Madre...
La mía es maravillosa, una mujer valiente, cariñosa, exigente, disciplinada, a veces regañona y hasta castigadora; pero siempre pensando en el bien y felicidad de sus tres hijos.
A día de hoy, con mis treinta y cinco años encima, por la lejanía física sigo extrañando sus abrazos, su consuelo, su compañía... sus palabras de ánimo cuando la situación ha sido dura y dolorosa...
No obstante, me siento feliz de tener una madre como ella; y sobre todo la admiro por el don que tiene para amar a las personas...
Ella ama entrañablemente a Abel.
Desde el primer encuentro que tuvieron se cayeron bien, yo no estaba presente; Abel fue a recogerla a la estación del tren, como en otras ocasiones ya lo hemos escrito por aquí.
Lo amó y lo sigue amando como otro hijo; siempre se lo hacía saber... para ella era el cuarto, el mas pequeño. Amor de madre al fin y al cabo.
Sigue echándolo de menos... y quién no podría!!!... y he aquí una de sus cartas que, acercándose las fechas decembrinas le ha dedicado:

Hola querido Abel:
Estamos a poco menos de un mes para llegar a esa triste fecha de cuando te fuiste de nuestro lado; para seguir recordándote con el mismo cariño desde el día en que te conocí.


Pero ese recuerdo también está lleno de amargura, porque ya harán dos años que no te vemos, que no podemos darte un abrazo, de que no pasarás con nosotros las fiestas decembrinas...todo aquello que te gustaba de México, tu otra casa... esta casa que ahora extrañará no sólo tu presencia sino la de tus amigos, como Amadito, que al igual que tú, ahora habita en un plano mucho más alto del que ahora habitamos nosotros, los que nos quedamos para extrañarlos...
Pero como te dije, faltará un amigo más a estas fiestas en México: mi hijo Andrés que nuevamente no podrá venir.


Pero aún así, nosotras, las que estaremos en esta casa llena de flores y adornos navideños, los sentiremos junto a nosotras como si estuvieran aquí, ayudándonos en preparar la cena y la mesa,poner la vajilla navideña y las copas y enfriar el cava... todo lo haremos igual que si estuvieran sentados con nosotros a disfrutar del nacimiento del niñito Jesús.
Porque si alguien nos ha enseñado a disfrutar todo lo que pobre o abundantemente tenemos, esos han sido Amadito y tú.
Esa noche cantaremos y arrullaremos al niño Dios, porque sabemos que aqui estarán ustedes a nuestro lado.
Felices fiestas Abel.
Con todo mi cariño
Carmen