Cuando te fuiste, mi corazón se destrozó en millones de fragmentos, ahora poco a poco voy encontrándolos y uniéndolos.
La fuerza la extraigo de todo lo que me rodea... pero de mi interior también hay zonas que se van limpiando para ofrecerme una cierta tranquilidad.
Amado Abel, sigue siendo difícil vivir sin tu presencia, sin tu sonrisa, sin tu serenidad, sin tu optimismo, sin tu bondad, sin tu sabiduría, sin esa pasión desbordante que imprimías en todo lo que hacías.
Ahora, con el paso de los años y mis 38 sigo creyendo en el Amor, y creo que poco a poco voy abriendo las vías de mi corazón para nuevamente dejar entrar a alguien especial...¡pero a veces parece una tarea imposible!.
Siento como si todo lo que hago lo hiciera de manera inacabada, como si mi vida no llevara un ritmo definido, y a veces todo lo contrario, como si todo fuera monótono y aburrido.
Hay momentos en que me siento tranquila y contenta, pero me llegan recuerdos que me descolocan, que me desequilibran nuevamente y es cuando voy de regreso a la meditación para regresar a la paz.
Ya se que la vida es cíclica, pero ya no quiero estar triste, ya no quiero llorar, ya no quiero tenerte atado a mis recuerdos, quiero dejarte libre y vivir sin esa carga de la melancolía...
Alguien me preguntó si era yo feliz, mi respuesta fue inmediata: "no, no lo soy", pero por lo menos intento vivir con alegría, que es algo muy distinto.
Se que este post es bastante cargante, pero la serenidad de vez en cuando me abandona y es cuando viene el proceso de limpieza.
Las fiestas navideñas vienen impregnadas de aires frescos, de bebés en la familia que me dan una pincelada de vigor y regocijo, sin embargo, aunque no estoy sola, ¿por qué me siento sola? y lo que es peor, ¿por qué me duele estar sola?... vaya pregunta! la dejo en el aire!.
sábado, 3 de diciembre de 2011
Llega el momento de seguir (59 meses)
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