Mi Amadísimo Abel:
Durante todo este tiempo he aprendido a hablar de ti; he observado que ya no cambio el tono de la voz, que no la tengo apesadumbrada y que mis expresiones faciales no se ponen rígidas... dicen que el tiempo lo cura todo; yo diría que es una mentira; no es que cure, sino que te enseña a vivir con "aquello".
Estoy aprendiendo a vivir con tu ausencia física... parece contradictorio: "a vivir con tu ausencia fisica"...
Según lo que voy leyendo aquí y allá, parece que estoy en la fase de la "Aceptación del duelo"; a saber que ya no estás, que no regresarás, que tu vida ha concluído y que la mía todavía no; al menos no físicamente. La tuya continúa en otro plano, pero ya no eres tú, como un ente único, sino como "algo" omnipresente que ya no se reconoce como Abel... ¿o si?... todo depende de lo que crea que hay mas allá de la muerte física.
Lo que sucede es que cuando nos referimos a "nuestros seres queridos que han marchado" seguimos haciéndolo dirigiéndonos a ellos como su fueran algo unipersonales, sin embargo, supongo que hasta que el Ser superior lo vuelva a formar, son "algo" que no se puede describir, porque precisamente están en todas partes y en ninguna al mismo tiempo.
Muchas veces nos hemos preguntado. cuando tenemos dudas acerca de los sentimientos: ¿puedes describir el amor?, ¿puedes describir el rencor?, ¿puedes describir la tristeza, la desesperación, la melancolía?... Acaso podemos encontrar descripciones cercanas que son la representación de aquellos sentimientos y emociones, pero en realidad no se reconocen como tal; sino que tenemos reacciones y acciones que nos acercan a elllos.
Siento que ahora tú eres así; no puedo describirte, pero te siento, inundas todo; no hace falta verte para saber que estás ahí, no es necesario tocarte para poder sentir tu protección, no hace falta escucharte para entender tus mensajes, porque para olerte sólo es necesario acercar mi olfato a una flor; para seguir encontrando la razón de seguir viviendo basta que cierre los ojos y te deje entrar abriendo las vías del amor.
Porque tú eres Amor, porque tú, Abel, eres todo aquello que nos hace sonreír, que nos hace también llorar y que nos hace movernos como si tuviéramos hilos invisibles: eres tú quien nos mueve con toda la Fuerza Espiritual que antes en tu forma física y ahora en tu nueva "no forma" tienes.
Aceptar que ya no estás no es fácil, pero estoy en ello... estoy en ello...