El siguiente pensamiento me lo envió mi querida Anna, mamá del hermoso David (1995-2007); la pérdida ha sido y seguira siendo muy dolorosa, pero parece ser que cuando nos unimos con la fuerza del corazón, nuestras lágrimas, nuestra desesperación, nuestra angustia, nuestra impotencia, se vuelve eso: "nuestra" y suele pasar que cuando se comparte, duele menos (al menos en apariencia, ojalá así sea).
El poder de la calma 8/11/2003
El poder de la calma es una fortaleza espiritual que hemos de aprender a acumular a través del silencio, la introspección y la meditación. Cuando acumulamos el poder de la calma en nuestro interior, este poder se manifestará en los pensamientos, palabras, relaciones y en cada situación, aportándonos innumerables beneficios.
Debido a que la velocidad de los pensamientos es rápida, a menudo éstos se desperdician y también consumimos tiempo en intentar controlarlos. Con el poder de la calma permanecemos a salvo del desperdicio de la mente y a salvo de los "accidentes" que se producen por exceso de velocidad de los pensamientos. Por ejemplo nos liberamos de diferentes tipos de pensamientos reactivos: "¿Qué? ¿Por qué? ¡No debería haber sucedido así, debería haber sido de esta otra forma!"
Así como la sombra de un árbol coopera y es capaz de proporcionar al viajero descanso y confort, de la misma forma, quien tiene el poder de la calma siempre dona el descanso de la cooperación constante a los demás con su sombra de calma. Sentirán que quieren acercarse a tal persona incluso por unos momentos y tomar el bienestar de esa calma.
El poder de la calma está íntimamente conectado con el poder del amor espiritual. No importa cuan agitada esté una persona interiormente, cuan alterada o intranquila, con el poder de la calma lleno de amor espiritual, podemos cooperar para que se calme y experimente su naturaleza de paz, aunque sea por unos momentos.
Para desarrollar este poder espiritual tan elevado, una y otra vez, debemos encontrar espacio para la soledad y el silencio, para establecer esa conexión silenciosa con nuestra esencia y con el Océano de la Paz y la Calma, la fuente más pura de energía espiritual, el Ser Supremo, y llenarnos con esa experiencia. Cuando estamos llenos con todos los logros espirituales, podemos ser donadores constantes.
El poder de la calma es una fortaleza espiritual que hemos de aprender a acumular a través del silencio, la introspección y la meditación. Cuando acumulamos el poder de la calma en nuestro interior, este poder se manifestará en los pensamientos, palabras, relaciones y en cada situación, aportándonos innumerables beneficios.
Debido a que la velocidad de los pensamientos es rápida, a menudo éstos se desperdician y también consumimos tiempo en intentar controlarlos. Con el poder de la calma permanecemos a salvo del desperdicio de la mente y a salvo de los "accidentes" que se producen por exceso de velocidad de los pensamientos. Por ejemplo nos liberamos de diferentes tipos de pensamientos reactivos: "¿Qué? ¿Por qué? ¡No debería haber sucedido así, debería haber sido de esta otra forma!"
Así como la sombra de un árbol coopera y es capaz de proporcionar al viajero descanso y confort, de la misma forma, quien tiene el poder de la calma siempre dona el descanso de la cooperación constante a los demás con su sombra de calma. Sentirán que quieren acercarse a tal persona incluso por unos momentos y tomar el bienestar de esa calma.
El poder de la calma está íntimamente conectado con el poder del amor espiritual. No importa cuan agitada esté una persona interiormente, cuan alterada o intranquila, con el poder de la calma lleno de amor espiritual, podemos cooperar para que se calme y experimente su naturaleza de paz, aunque sea por unos momentos.
Para desarrollar este poder espiritual tan elevado, una y otra vez, debemos encontrar espacio para la soledad y el silencio, para establecer esa conexión silenciosa con nuestra esencia y con el Océano de la Paz y la Calma, la fuente más pura de energía espiritual, el Ser Supremo, y llenarnos con esa experiencia. Cuando estamos llenos con todos los logros espirituales, podemos ser donadores constantes.