lunes, 3 de enero de 2022

XV años y te seguimos amando

Cuando nuestros seres amados se vuelven invisibles es difícil aceptar que ya no los abrazaremos, ni besaremos, ni nos acurrucaremos a su lado.
Escuchar su voz, aunque sea grabada se vuelve un ritual que llena nuestro corazón de emociones contradictorias.
Hoy he vuelto a sentir que mi corazón latía a mil por hora al ver algún video de Abel, y escuchar su voz serena y llena de vida y también me llevó a llorar amargamente por su ausencia.
Seres como Abel deberían ser eternos... y aún con el paso del tiempo y la evolución del duelo, sale lo primitivo de nuestro egoísmo y quisiera que estuviera aquí como fuera, sin pensar que a lo mejor está mejor donde está ahora.
Hace tiempo le pregunté a un guía espiritual que nadie nos puede asegurar que vayamos a encontrarnos después de esta vida y mucho menos reconocernos... sólo nos queda la fe de que así será y que en esta vida hay que inspirarnos en la suya para ser mejores, más limpios, más nobles, más ecuánimes, más sencillos, más puros, más nítidos, como era Abel.
Hoy es uno de esos días en que me permito llorar, estar rabiosa, sentirme triste, querer (aunque no puedo) meterme en la cama, taparme con mil sábanas de añoranza y soledad y cerrar los ojos para acercarme sólo a la orilla de esos años de lucha y sufrimiento para él.
Como decía: dejad que él elija qué quiere hacer... es él quien padecerá el tratamiento, es él a quien probablemente se le caerá el cabello, es él quien quizá vomitará, es él quien estará encerrado en estas cuatro horrorosas paredes.
Yo, hoy y siempre te acompaño, querido Abel.
Pero mira como eres hermoso, que tú me acompañas y me tomas de la mano cuando caigo para levantarme, sonreírme y decirme muy suave: tranquila... respira... todo mejora en cada segundo... todo está bien Carmen, yo estoy contigo y en ti.
Así pasará este día y mañana con una nueva sensación de renacimiento abriré los ojos y seguiremos viviendo y disfrutando esta vida bella con tu dulce recuerdo e inspiracion de tus años con nosotros.