(...) ¿Qué es nuestra vida sino una danza de formas efímeras?.¿No está todo cambiando constantemente, las hojas de los árboles el parque, la luz de la habitación mientras lees esto, las estaciones del clima, la hora del día, la gente con que se cruza por la calle? ¿Y nosotros qué?¿Acaso no nos parece un sueño todo lo que hemos hecho en el pasado?Los amigos con los que crecimos, los lugares favoritos de nuestra infancia, las creencias y opiniones que en otro tiempo tan apasionadamente defendíamos lo hemos dejado todo atrás. Ahora, en este instante, leer este libro le parece algo vívidamente real. Pero incluso esta página no tardará en ser sólo un recuerdo.
Las células de nuestro cuerpo mueren, las neuronas de nuestro cerebro se deterioran, hasta la expresión de nuestra cara está siempre cambiando según nuestro estado de ánimo. Lo que llamamos nuestro carácter básico sólo es un "continuo mental", nada más. Hoy estamos contentos porque las cosas marchan bien; mañana sentimos lo contrario. ¿A dónde se fue aquella sensación de contento? Nuevas influencias nos dominaron cuando cambiaban las circunstancias. Somos impermanentes, las influencias son impermanentes, y en ninguna parte hay nada sólido ni duradero que podamos señalar.
¿Qué puede haber mas imprevisible que nuestros pensamientos y emociones? ¿Tiene usted idea de lo que va a pensar o sentir la semana que viene? Nuestra mente, en realidad, es tan vacía, tan impermanente y efímera como un sueño. Observe un pensamiento: viene, permanece un tiempo y se va. El pasado ya ha pasado, el futuro aún no ha surgido e incluso el pensamiento presente, mientras lo experimentamos, se convierte en pasado.
Lo único que tenemos en realidad es el ahora.
A veces, cuando enseño estas cosas, se me acerca alguien al terminar y me dice: "¡Todo esto es evidente!. Siempre lo he sabido. Explíqueme algo nuevo". Entonces le pregunto: "¿Ha comprendido y captado realmente la verdad de la impermanencia?¿La ha integrado hasta tal punto en todos sus pensamientos, respiraciones y movimientos, que su vida ha quedado transformada? Hágase estas dos preguntas: ¿Recuerdo en todo momento que estoy muriendo, y que todas las demás personas y cosas también mueren, de modo que trato a todos los seres en todo momento con compasión?Mi comprensión de la muerte y de la impermanencia, ¿es tan aguda y urgente que dedico hasta el último segundo a la búsqueda de la Iluminación?Si puede responder "SI"a estas dos preguntas, entonces ha comprendido de verdad la Impermanencia".
Y aquí termina el capítulo... he aprendido tanto y sin embargo me falta tanto para realmente interiorizarlo!...
Ayer por fin, pude ver una peli que tenía ganas de ver desde hace muuucho tiempo; pero me detenía el pensar que es de Tim Burton; sin embargo, me dejé de prejuicios y la miré con tranquilidad, sin hacer nada mientras tanto (casi siempre estoy moviéndome nerviosamente por nuestra casa): es BIG FISH...qué mensaje tan grande tiene! quien la haya visto, puede entenderme; sinceramente no hay palabras para poder describirla, es sencillamente fascinante.
Bien me decía Abel:
"La pasión nos lleva a convertirnos en seres íntegros, completos, ya que gracias a esa intensidad ningún ámbito de la existencia es superficial o carente de sentido.
Es increíble como momentos como ésos nos dan a conocer una sensación como de inseparabilidad con respecto a todo lo que nos rodea. Esos momentos de creatividad potenciada nos llevan a darnos cuenta de que el organismo y el medio forman parte de un mismo campo unificado de procesos; esto quiere decir sencillamente que todo, lo sepamos o no, está conectado, lo que llaman los taoístas "interdependencia mútua", la cual únicamente se puede sentir en momentos en los que la creatividad y la pureza de la niñez que llevamos dentro se expande al máximo" . (Fragmento de su carta del 20 de Julio de 2001).
Todavía me impacto al ver escenas de algún programa o película que suceden en un hospital; no puedo evitar en relacionarlo con Abel.
Estuvimos un año y medio viviendo entre el hospital y casa; hubo un mes entero que no pude dormir en nuestra cama y dormía en el sofá del comedor... pero lo extraño es que me sentía segura en ese sitio... mi cama la sentía terriblemente enorme y tan vacía que ni siquiera intenté dormir una noche en ella, directamente me quedaba rendida en el sofá: pensando, llorando, cavilando, o simplemente ausente y abstraída en no sé qué.
A pesar de tantos meses en el hospital no sentía ninguna fatiga el ir y venir cada día; mi cuerpo se adaptó a esa situación, lo que me movía era las ganas de ver y tocar a Abel, de estar con él y vivir momentos a su lado... era como si estuviéramos viviendo una aventura, el error fue pensar que no iba a tener el final que tuvo...o... es el principio?... pero como dice el escrito: damos por hecho que todo seguirá igual, y nada cambia, pero, nada es permanente...
Abel siempre era muy optimista; durante todo el tiempo del tratamiento nunca se quejó; sólo cuando comenzaba a subirle la fiebre se llevaba la mano a la frente y algunas veces me decía "Me cago en la leche, creo que ya tengo fiebre"... pero hasta estas palabras las decía sin alzar la voz... yo nunca lo escuché alzar la voz... sólo cuando reía a carcajadas...
Nos dio un gran ejemplo y una educación que yo al menos, no había vivido antes; convivir con un enfermo te da dos opciones: o vives con gran optimismo, o mejor apártate porque tu pesimismo lo puede hundir porque aunque no se lo digas lo puede captar por la energía que emana tu ser.
Estoy segura que yo tomé el primero; y cómo no! si era un ser que merecía eso y mas y aún cuando llegaba a casa y me encontraba sola, podía sentir cómo todo lo que estaba pasando era sólo parte del aprendizaje por muy duro que fuera; he ido aprendiendo a su lado, pero antes tuve un gran maestro: mi Padre (a quien lamentablemente no pude acompañar en su proceso)...
Abel vivió con una gran fuerza, a sus alumnos y alumnas de Yoga les dijo que estaba enfermo hasta que ya era evidente, y sin embargo, nunca se desanimó, siempre confió (mas en su doctora de Medicina Natural que en los médicos alopáticos, todo se ha de decir); pero su aprendizaje era muy profundo y creo que fui aprendiendo con él; a otro nivel, pero lo fui haciendo y por eso sigo pensando que gracias a su enseñanza vivo su partida de otra manera...
No lo niego: lo echo mucho de menos, en momentos puntuales lloro; pero espero poco a poco saber trascenderlo...
Mientras tanto, está aquí llenándome de energía positiva y compartiéndolo con quien quiera saber y sentir la fuerza de Abel y su enseñanza de Vida.