jueves, 3 de abril de 2008

UNA CARTA DE AMOR (Quince Meses)

Era el Viernes Santo de 1999, ése día conocí a Abel, y ese día conocí el Amor; lo ví de lejos, y cuando sonrió, toda creatura viviente que estaba a su alrededor desapareció ante mis ojos, y él brillaba con una luz esplendorosa. Rememorando, hasta puedo sentir como mi piel se estremece tan sólo con recordar el color blanco inmaculado que rodeaba su silueta.
Cuando por fin nos hicimos novios, comencé a escribirle cartas, poemas, reflexiones sobre los libros que me dejaba de "tarea" para leer... le gustaba mucho recibir mis cartas.
La siguiente carta la tenia guardada en su escritorio; justo también es decir que Abel era -a mi manera de ver- muy desordenado, sin embargo, cuando estuve clasificando sus pertenencias en su estudio encontré un sobre donde tenía todas las cartas que yo le escribí desde ese 3 de Julio de 1999... se me hizo un nudo en la garganta...
Hoy, a quince meses de su cambio de forma, sigo añorándolo, sigo soñando en que en cualquier momento entrará por la puerta y escucharé su saludo de "hola, mi amorrrr"... comenzando con una nota aguda siguiendo en forma descendente; no dejo de ser demasiado terrenal, sin embargo, lo siento también muy vivo en mí y gracias a ese Amor que me tiene es que sigo luchando como el primer día que sentí que él sería el Amor de mi Vida.
"Vida Mía:
Creo en el Amor infinito de mi amado que me compaña de noche y de día, cuando duermo o estoy despierta.
Ceo en este Amor aunque haya mucha gente que no lo entiende, ni corazones humanos que lo crean.
Dentro de mí, el caudaloso río en el enorme silencio del bosque lleva un torrente ensordecedor en su cause y no importa si no hay oídos que lo escuchen, basta que lo oigas tú, Abel.
Con tu Amor no detengo el camino del sol a la mitad de la tarde para no sentir los miedos de la oscuridad de la noche. Ya no me asustan las sombras alargadas de los árboles y las piedras cuando está entrada la luna.
Cuando te conocí se dieron en mí cambios, y mi fuerza interior ha ido en aumento y ahora, sólo a veces, busco los milagros en el exterior.
Antes la tormenta se iniciaba en un vaso de agua, ahora el mar cabe en un dedal. (Esto no lo dije yo, lo dijo un verdadero escritor).
...Tuve una época, cuando realidades que valoraba especialmente se me derrumbaban, sin embargo, después de sobreponerme al impacto, me daba cuenta que ya no despertaba sobresaltada por el Temor de perder ese sentimiento, ni mucho menos perdí el ánimo cuando aquella persona ni siquiera se giraba a mirarme.
Mis mapas de la interpretación del Amor cada día son mas claros y extensos.
...Hay días en que me inundan las reflexiones; me siento en silencio frente a un bosque o en él mismo, o en la playa mirando el romance del cielo con el mar.
Antes de juzgar la realidad de afuera, me dedico a ver las valoraciones interiores sobre esa realidad exterior y a veces cambian de un extremo al otro.
Jueves 27 de Enero de 2000".